domingo, 13 de mayo de 2012

Francesc Messeguer nos cuenta su versión.


De 1968 a 2012 y un baño.

Se pretendía como un viernes como cualquier otro: un viernes de finales de semestre en tonde se respira tensión por cosas como encontrar un lugar en el estacionamiento, y el deseo de no tener que hacer una fila muy larga para poder sacar unas copias o engargolar un trabajo.

Iba llegando yo, con el tiempo contado, a entregar un trabajo final en ese Palacio de Ladrillos, escuchando por el radio la intervención de un político, en lo que me quedaba clarísimo era para él un mitin más.

Entré al estacionamiento y cuando quise estacionarme me percaté que había una camioneta negra, blindada, de esas que usan los políticos intocables, mal acomodada en un lugar, estorbando dos más, para evitar, a toda costa, el tener coches cercanos a ella. Invariablemente sabía que Peña estaba en la Ibero.

Después de dejar mi última entrega, caminé hacia el Sánchez Villaseñor, de donde el candidato que se presume de cumplir, y había cancelado, hasta ese entonces, dos veces su visita a la universidad, estaba a punto de salir por sus puertas. Hecho que nunca sucedió pues Peña fue sacado por miembros del Estado Mayor Presidencial, por la puerta que sólo el rector puede usar. Cuando por fin el candidato logró salir se encontró con un tumulto que le gritaba consignas como: "¡Fuera!" y "¡Asesino!"; en contraste con los pocos que mostraban carteles que dejaban leer la consigna: "Contigo hasta los Pinos", y que lo aplaudían.

En fin que Peña, fue llevado rápidamente al edificio de Diseño, en donde está Ibero 90.9, la estación de la universidad, pues tenía una entrevista agendada.

Como yo había entrado a la Ibero, por el estacionamiento que queda cerca del Departamento de Diseño, y además había visto su camioneta negra, sabía perfecto hacia dónde se dirigían los miembros del Estado Mayor Presidencial que escondían a un hombre, cuyo copete se alzaba simulando grandeza. Cuando llegué al estacionamiento me encontré con decenas de estudiantes —todos ellos estudiantes, que he visto en el Iberobús, y en la Fuente o en las cafeterías— con carteles que dejaban leer: "Atenco no se olvida", tapando el paso del candidato hacia el estacionamiento e incluso a cualquier otra zona aledaña al Departamento de Diseño. Mientras la gente le gritaba "¡Asesino!" o "¡Cobarde!", vi pasar a dos hombres de traje, mismos que había visto antes parados junto a la camioneta negra y blindada que estorbaba en el estacionamiento. Los dos iban corriendo: uno de ellos hablaba por su radio mientras el otro sólo lo seguía. En una de esas, el primero dijo: "No sabemos en dónde está. No lo vemos". ¿Lo perdieron? —pensé mientras escuchaba a otros estudiantes que también habían escuchado el mensaje del hombre trajeado y quienes no tardaron en burlarse: "¡Ya lo perdieron!"

Después de esto, como se supone que Peña tenía entrevista en Ibero 90.9, decidí ir en búsqueda de una computadora desde dónde poder escucharla. Lo hice, sólo que Peña nunca llegó. La historia cuenta que Enrique Peña Nieto, junto con su equipo, entre ellos Pedro Joaquín Coldwell, dirigente nacional del PRI, y miembros del EMP, llegaron hasta las instalaciones de la estación de radio. Sin embargo, a los pocos minutos, Peña decidió ir al baño. Como el baño que está enfrente de la estación está en remodelación, tuvo que bajar al del piso anterior en donde quedó atrapado por estudiantes que impedían su paso. Y ahí, permaneció por varios minutos Enrique Peña Nieto, mientras probablemente escuchaba a toda la gente que desde las escaleras le gritaba de todo: "¡Asesino!", "¡Hijo de puta!"; en donde se dejaban ver a las secretarias del departamento de Diseño, cargando carteles con las consignas de Atenco y desde donde estábamos yo y la Ibero; todos riendo, sabiendo que había esperanza, después de todo.

En la Fuente, manifestantes mancharon de color rojo el agua de la misma y esperaban a que saliera para, de ahí, enseñarle por dónde salir de la universidad, marcado por el hecho de que no es Bienvenido.

De regreso a las escaleras de Diseño. Estudiantes que estaban mucho más cerca del baño en donde Peña estaba, comenzaron a gritar que el candidato ya estaba por bajar. Una de ellos bajó corriendo y dijo: "¡Va a bajar por el elevador!". Cosa que sucedió, mientras todos aquellos que estaban a lo largo de la escalera se le dejaban venir. Cuando Peña salió del elevador un conjunto de miembros del personal de seguridad de la universidad, hicieron un cordón desde donde impedían que estudiantes pudieran alcanzar al candidato; empero que algunos se colaron junto con periodistas y fotógrafos que buscaban la nota principal.

Peña pasó por Capeltic, Lumen y el IXE del edificio B, entre un tumulto de personas que le gritaban: "¡Fuera!", hasta que llegó hasta el estacionamiento de maestros, en donde lo esperaba esa camioneta negra blindada, en la que no tardó en subirse y desde donde se perdió en el tráfico imposible de Prolongación Paseo de la Reforma.

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